lunes, 29 de mayo de 2023

Aliviar el alma, liberar mi mente.

Hay días que siento que el mundo se me atraviesa, se me hace bola y me impide disfrutar del momento.

Días en los que me fuerzo a levantarme, a intentar cambiarlo, a mentalizarme que yo puedo ganar y vencer esos pensamientos que intentan hundirme.


Trato de entretenerme, hacer cosas que me gustan y disfruto, pero no lo consigo. Esa angustia me acompaña todo el día, haciendo que me sienta peor por haber perdido ese día.


Pero me empeño en vencer y ganar. Convencida de que encontraré eso que me ayude a salir de ese estado.

Y finalmente lo consigo, gracias a él, a mi gata, a la música y a la escritura.




Él me impulsa a levantarme, a no estancarme y a salir de ese estado. Algo que empezó por una pequeña obligación como quitarme cosas pendientes que tenía que hacer, hizo que acabara sentada delante de mi ordenador, con una página en blanco y unas ganas de sentir mientras escribía.


Mi gatita me hace reír y me saca sonrisas con sus poses y su forma tan graciosa de jugar. Ella con sus ronroneos sana mi corazón y hace que me olvide de todo, sólo quiero escucharla y sentir esa paz que me produce.


La música me sana el espíritu, hace que me transporte a otro mundo, uno lleno de sentimientos, emociones y ganas de vivir. La música me hace sentir viva y me inspira a avanzar, crecer y disfrutar de cada instante.


Escribir me alivia el alma y libera mi mente. Escribir me sana y transforma mis pensamientos en otros. Escribir hace que el peso que me hundía desaparezca y me sienta más libre, más feliz y con otra mentalidad.



El día empezó difícil, negro y con mis obstáculos metales. Pero finalmente he ganado, he conseguido vencer a mi mente y liberarme. Romper las cadenas de la ansiedad y sentirme en paz. Que el mundo dejara de ser una bola que se me había atascado y poder comérmelo con una sonrisa.

 


Escribir me sana. 

La música me libera. 

Mi gata me hace feliz. 

Él me salva.


domingo, 21 de mayo de 2023

Él...

Él que siempre está ahí en lo bueno y en lo malo. 

Él que sabe cómo sacarme sonrisas hasta cuando simplemente quiero llorar. Él que sabe cuándo solo necesito un abrazo para soltarlo todo o cuándo tiene que secuestrarme para que mi mente deje de avasallarme. Él que me hace reír como nunca antes lo había hecho, sacándome una y mil risas diferentes y que sólo él las produce. 

Él que produce mi sonido favorito, su risa.



Él que siempre sabe cómo sorprenderme y hacer que mi corazón se enamore aún más. Él que me conquista cada día a base de besos, abrazos, mimos y comida. Él que sabe que mi debilidad es la comida y, especialmente, los dulces. 

Él que me enseñó que el amor incondicional existe. Él que me mostró que las relaciones solo deben ser sanas y equilibradas. Él que me ayudó a entender que no todo es fácil y bonito en la convivencia, que se puede tener baches y aprender de ellos. Él que aprendió junto a mi que la clave siempre es hablar y expresar lo que sentimos y necesitamos con respeto y sinceridad. Él que ha construido conmigo una relación llena de amor, felicidad, comunicación, paz y complicidad

Él que sabe cómo motivarme a seguir y luchar por lo que quiero. Él que me muestra cómo me veo a través de su mirada. Él que me recuerda lo mucho que he avanzado en este camino llamado vida. Él que se siente orgulloso de mí y no hay día que no me lo recuerde. Él que me apoya incondicionalmente. Él que me hace sentir orgullosa de cómo es y todo lo que ha conseguido con su esfuerzo. 



Él que me enseñó a vivir cuando yo solo sabía sobrevivir. Él que me salvó de mí misma y de mis miedos. Él que lucha junto a mí para superar los obstáculos. Él que me da la mano cuando caigo. 

Él que me sigue descubriendo mundo, que me da la mano para recorrer juntos el puente de Brooklyn, las calles del barrio Trastevere, el parque del Retiro, las playas de Lanzarote y muchos sitios más. 

Él que conoce mis debilidades y me ayuda a hacerme más fuerte. Él que ha crecido personal y profesionalmente desde el primer instante que nos conocimos, siendo cada día su mejor versión y haciéndome partícipe en ello. Él que me ha visto y me ha ayudado a dar cada paso en busca de mi mejor versión. 

Él que me mira y me hace sentir que solo estamos él y yo. Él que me enamora con esa sonrisa tan suya. Él que me besa mientras reímos y me hace reír mientras nos besamos. Él que me hace infinitamente feliz y me produce mil y una emociones bonitas. 

Él que me enseñó que los silencios son también bonitos. Él que me escucha mientras le cuento lo que estoy leyendo o alguna reflexión de las mías; Él que me cuenta con ilusión lo que ha aprendido, sus sueños o algo interesante que ha leído. 




Él que sueña y me hace soñar. Él que quiere ser mi compañero de vida y aventuras. Él que construye un futuro conmigo cada día. Él que es con quien quiero envejecer y poder contar mil y una anécdotas a nuestros nietos. Él que es el único al que quiero besar cada día. Él que quiero que me siga descurbiendo nuevas risas. Él que será el futuro padre de mis hijos. Él que forma un hogar y una familia junto a mí. 

Él que es el amor de mi vida. 
Él que es mi alma gemela. 

Él, mi bichito.

viernes, 19 de mayo de 2023

Volver a escribir.

 ¡Hola!


Hace muchísimo que no aparezco por aquí. Me planteé muchísimo si volver o empezar de cero, lo que tenía claro es que quería escribir

Y decidí volver porque le tengo mucho cariño a las entradas anteriores, aunque muchas ya no me representan, muchas era una yo que ahora ha madurado y que vive las cosas de otra manera muy distinta, más sana. Pero no deja de ser reflexiones mías que en su día fueron importante (y algunas lo siguen siendo). 

Últimamente he vuelto a conectar con mi yo del pasado, esa adolescente de 14-15 años que adoraba crear historias, plasmar reflexiones y desahogarme con las letras. 

 




Había abandonado la escritura con la universidad y, sobre todo, al empezar en el mundo laboral. Estaba tan absorbida por el día a día, las obligaciones y el poco tiempo que tenía para mí, que, sin darme cuenta, ya no escribía. Me venía a diario la idea de que no tenía nada que ofrecer, que a nadie le interesaría (que puede ser verdad) y que entonces ¿para qué? 

Hace unos años retomé la lectura y el maravilloso mundo de las letras, las historias creadas y la oportunidad de vivir mil y una experiencia sin salir de casa. No sé cómo había pasado tanto tiempo sin sumergirme entre libros, pero, gracias a Alice Kellen (concretamente a "El día que dejó de nevar en Alaska"), volví a sentir ese amor profundo por las letras (que siempre estuvo ahí, pero abandoné por vivir sumida en un mundo frenético y que no me dejaba parar a disfrutar de mi tiempo). 




Volví a vivir a través de los libros, de sus protagonistas y a sentir infinitas emociones; volví a emocionarme, a reír y a enfadarme según la historia o el momento en el que se encontraba sus personajes. Volví a verme reflejada en muchos de ellos y a reflexionar sobre lo que me transmitía el libro y el mensaje que lanzaba.

Y la decisión de volver aquí, a escribir y a soltar lo que mi alma necesita transmitir, se debe a un libro que está siendo muy especial para mí de María Martínez: "Tú y otros desastres naturales". Un libro que me está haciendo vivir tanto y que no quiero terminar porque no me quiero despedir de sus personajes (seguro que más de uno me entiende). Un libro que trata de los miedos, del sentimiento de hacer las cosas para agradar a los demás antes que pensar en lo que uno de verdad quiere. Un libro que trata de libros y de ese amor que solo los enamorados de este mundo entendemos. Un libro que va de tomar decisiones para ser feliz, para uno mismo. Y gracias a sus páginas, he recordado lo feliz que me hacía escribir, crear historias, reflexiones o simplemente desahogarme. 

Me siento oxidada a la hora de escribir y expresarme, pero he decidido dejar de lado los miedos y disfrutar de esta aventura. Porque es para mí. Da igual si no lo lee nadie, lo hago porque quiero sentir sus líneas y esa sensación tan bonita de volcar lo que uno lleva dentro. 

Es mi terapia, mi forma de volver a conectar conmigo misma y algo que me hace infinitamente feliz. 


Y si queréis acompañarme, también me hace feliz pensar que os llega lo que quiero transmitir. 

He vuelto, con una nueva imagen, una que me representa más, una más madura. He vuelto para quedarme y escribir sobre libros, reflexiones y sueños. 


¡Feliz día amichis! (sé que esto va de libros y escribir, pero soy fan incondicional de los gatos y es una forma cariñosa de decir michis y amigos) <3